lunes, 30 de noviembre de 2009

Qué mundo.

Todo el mundo preocupado por la famosa Gripe A, que si espidemia, que si pandemia, que si ni lo uno ni lo otro, que si es mortal, que si no lo es, que si hay que vacunarse, que si no hay que vacunarse, que cuidado y cuidado y no vayas a morirte de Gripe A... Y resulta que de lo que sí hay epidemia, al menos en Barcelona, es de varicela, que no por corriente es menos peligrosa, en especial para las personas mayores si no la han tenido de pequeños.
Pero la varicela es una enfermedad vulgar, conocida, o sea que qué más da. Lo importante es la Gripe A, que genera cuantiosas ganancias a las empresas farmacéuticas.

lunes, 23 de noviembre de 2009

¿A quién le importa la edad?

He observado en mis buceos por blogs y por Facebook, que mucha gente, sin distinción de sexos, oculta su año de nacimiento. Es algo que siempre me ha sorprendido: ocultar la edad. Antes era sólo cosa de mujeres, pero ahora en que por suerte cada sexo va adquiriendo más terreno del otro, también los hombres se han apuntado a ello.
¿Por qué?, me pregunto. ¿Qué tiene de malo decir la edad? La edad está en el cerebro, no en el físico. ¡Quién pudiera ser como la neuróloga Rita Levi Montalcini, que a sus 100 años sigue en activo y dice que su cerebro le funciona mejor que cuando era joven! Y tiene la cara muy arrugada sí; pero cada arruga significa un cúmulo de experiencia adquirida con los años.
En fin, si a uno le molesta tanto decir la edad para no parecer viejo, siempre puede añadirse años y así le dirán: "¡Ah, pues qué bien te conservas!".

viernes, 20 de noviembre de 2009

Animalejos y papeles

A las ratas de biblioteca les gusta el papel. A mí también me gusta el papel. ¿Soy por ello una rata de biblioteca? En cierto sentido sí. A ellas les llena el estómago y a mí la mente. Y a ambas nos produce placer. ¡Y qué maravilla leer un texto mordisqueado por alguna rata! Eso le confiere vida al papel. Se convierte en algo vivo, deja de ser estático. Aunque la rata se haya comido alguna letra que me obliga a adivinar alguna palabra. Y si falta media página... bueno, ya no se puede adivinar pero sí gozar imaginando el festín de la rata y tratando de calcular cuánto tiempo ha transcurrido desde que lo hizo. Y si fue una sola. Y si se la comieron varias en diferentes épocas. En cuántos rincones oscuros habrá estado ese papel... Siempre queda algún contenido que, aunque incompleto, y tal vez incomprensible, sea una auténtica joya. Una joya viva gracias a las muescas que los dientecillos de la rata dejaron.

Cambio de nombre

Disculpad mis torpezas, mis vacilaciones, mis pifiadas. Ya dije que me llevo mal con la técnica, y parece que con los ordenadores en concreto la relación es fatal. Yo quiero mucho a mi ordenador, pues es mi herramienta de trabajo: lo cuido, lo mimo, le hablo, lo acaricio... Pero sus entrañas se me resisten y me hacen jugarretas. Por ejemplo, después de estar un buen rato siguiendo sus instrucciones desaparece todo lo hecho y vuelvo a estar al principio. O se cuelga (bueno, eso es "genético" en todos los ordenadores). O se queda horas indicando "cargando" y al final no ha cargado nada.O escribo y a la hora de enviar me "ordena" (de ahí viene la palabra "ordenador", jaja) que haga algo que resulta imposible y entro en una cinta sin fin... Bueno, todos tenemos un historial al respecto. ¿O no?